Walliance ha firmado un acuerdo de colaboración con AIMG Studio (I'm Innovation Manager Group) de Bolonia, una empresa profesional de Auditoría y Contabilidad, dirigida por el Dr. Marco Michelini, que cuenta con una consolidada experiencia en la gestión de los SPV (Special Purpose Vehicles), especialmente las utilizadas en el caso de operaciones de Equity crowdfunding.
AIMG es responsable de la constitución, gestión y liquidación final de la SPV en nombre de la Empresa Objetivo propietaria del proyecto inmobiliario y en interés de los inversores. En concreto, AIMG será responsable de:
asistencia jurídica en la preparación de estatutos ad hoc y de cualesquiera actos que puedan ser necesarios durante la vida societaria de la Empresa Objetivo (es decir, actividades de gestión societaria hasta la disolución de la sociedad con redistribución de los beneficios a los inversores);
asistencia fiscal, contable y societaria;
identificación y nombramiento del Administrador Único de la SPV, un profesional con experiencia que actúa que representa los intereses de los inversores frente a la Sociedad Objetivo.
La SPV en el modelo Walliance estará participada por la Empresa Objetivo, que contribuye económicamente a su creación -normalmente con una suscripción de capital social de hasta 10.000 euros- pero no a su gestión, ya que no tendrá derechos de administración y/o voto.
Si una oferta de inversión implica la creación de una Empresa de Vehículos por parte de AIMG, la sección Documentos de la ficha del proyecto contendrá la carta de compromiso profesional. Además, también dentro de la ficha del proyecto, en la sección "El Oferente", habrá especificaciones relativas a la SPV y a la Empresa Objetivo, junto con el administrador designado.
Las ventajas de la asociación con AIMG
Esta asociación:
libera a el promotor de los compromisos derivados de la constitución, gestión y liquidación de la SPV, agilizando así los trámites administrativos para su constitución y liquidación;
acelera los plazos de algunos aspectos de la gestión, dado el alto nivel de experiencia del que goza la empresa en el ámbito de las SPV;
elimina el posible conflicto de intereses, ya que el único administrador de la SPV será una persona ajena a el promotor.